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La guerra comercial del presidente norteamericano contra China podría acabar atrasando los despliegues de los nuevos servicios de telecomunicaciones más allá de los de los países implicados. Es sabido que los EEUU y Australia tienen prohibido a sus operadoras de telecomunicaciones comprar equipamientos de red a fabricantes chinos -es decir, a Huawei i ZTE-, con el argumento que están controladas por el gobierno chino, el cual los podría manipular para espiar o sabotear la economía.
Según el Wall Street Journal, el gobierno de Trump está intentando convencer a todos sus aliados para que apliquen el mismo veto a las tecnologías de China, entre otros motivos para proteger de intromisiones las bases militares que los EEUU tienen repartidas por el mundo. El periódico económico cita conversaciones con autoridades y operadoras de Francia, Alemania y Italia, pero la existencia de instalaciones estratégicas en España y la cobertura del grupo Telefónica en América Latina hacen pensar que los negociadores también deben haber pasado por Madrid.
Pero todo ello suena a proteccionismo comercial. A cambio de vetar los equipamientos de Huawei, Trump ofrece a sus aliados financiación para comprar a proveedores alternativos. Es cierto que los EEUU no tienen grandes suministradores de redes, a parte de la antigua Alcacel Lucent, ahora propiedad de la finlandesa Nokia. Pero tanto ésta como la sueca Ericsson, que junto con la coreana Samsung equiparán los primeros despliegues de 5G de Verizon y Sprint en los EEUU, utilizan tecnología de Intel y Qualcomm, que si que son norteamericanas.
Hay que decir que hasta ahora Huawei lleva bastante bien el boicot yanqui: sin vender a los EEUU es el primer proveedor mundial de redes y la segunda marca de smartphones. Pero perder encargos en Asia o en Europa ya sería otra cosa, y afectaría a todos porqué es la firma más avanzada en lo que a despliegue de redes 5G se refiere: la mayoría de las pruebas que hay en curso se hacen con equipamiento suyo. Si Trump se sale con la suya, las redes móviles del futuro se podrían ver atrasadas.
Publicat al diari Ara