Las ‘telecos’ diversifican el negocio

MásMóvil, el cuarto grupo de telecomunicaciones de España, anunció antes de terminar el 2020 la creación de EnergyGO, una comercializadora de electricidad dirigida al mercado residencial. Con sólo tres opciones de tarifa y comunicándose con los abonados vía web y apli móvil, la contratación está abierta a los clientes de cualquier operadora, pero los de su marca Yoigo tienen condiciones más favorables: la cuota mensual es gratuita. Pepephone, otra de las marcas de telefonía del grupo, ya tiene vinculada una comercializadora de energía, PepeEnergy, que ha captado 34.000 abonados desde que fue creada en 2015.
Por su parte, Telefónica, el primer grupo estatal, presume de 20.700 clientes que han contratado el servicio Movistar Salud de atención médica mediante videoconferencias y otros canales digitales en los dos meses que lleva funcionando. Cuesta siete euros al mes para los abonados individuales y 11 euros para familias de cuatro miembros, y está disponible para clientes de otras compañías. El mismo modelo que la operadora aplica con el servicio Movistar + Lite de televisión, que cualquier consumidor puede contratar por ocho euros al mes.
Tanto la electricidad de MásMóvil como la telemedicina de Movistar tienen detrás a los auténticos prestadores de los servicios: Lucera en el primer caso y Teladoc en el segundo. Otro ejemplo es el de las alarmas para el hogar: Vodafone vende las de Securitas, Orange las de Tyco y Movistar las de Prosegur (es propietario al 50% desde el 2019). En algunos casos los consumidores pagan el servicio por separado, en otros se añade al recibo del teléfono. Pero a las operadoras les conviene para retener a los clientes: cuanto más servicios tengas contratados, más te costará marcharse a la competencia. Y el margen que les deja tampoco es precisamente despreciable: un informe de GSMA Intelligence indica que los 10 grandes grupos mundiales ya facturan 200.000 millones de dólares en servicios que no son de telecomunicaciones, un 22% de su negocio.