A Microsoft se le pone cara de Disney

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Microsoft se ha comprometido esta semana a pagar el equivalente a 60.000 millones de euros por Activision Blizzard, la empresa tras franquicias de videojuegos tan populares como Call of Duty, World of Warcraft, Guitar Hero, Tony Hawk, Crash Bandicoot y Candy Crush, ésta como consecuencia de haber comprado en su momento el estudio King, centrado en juegos para móvil. La cifra es casi el triple de lo que le costó a Microsoft la red social LinkedIn hace cinco años, u ocho vez más del precio de Skype, por citar dos operaciones que en su momento nos parecieron de escándalo. No es sólo la mayor operación de la historia de los videojuegos. También es la compra más cara de Microsoft, y que la empresa le dedique casi la mitad del efectivo que tiene ahora en la caja indica lo importante que es para ella situarse entre las que marcan la pauta en el principal mercado de entretenimiento.
Por mucho que los directivos de Microsoft mencionaran repetidamente que esta compra va sobre todo de tomar posiciones en el metaverso que está tan de moda, con ello sólo pretendían desmarcarse preventivamente de las probables acusaciones de monopolio. Porque sumando los títulos citados en los Minecraft y Doom que ya tiene, Microsoft pasará a ser la tercera empresa mundial de videojuegos en términos de facturación, sólo por detrás de Tencent y Sony. Satya Nadella aseguró que quieren que su contenido tenga la máxima difusión posible, pero parece cantado que las versiones futuras de las franquicias de mayor éxito saldrán antes, o incluso en exclusiva, para las consolas Xbox y el servicio de suscripción Xbox Game Pass, dejando en segundo término la presencia en las Playstation de Sony. De ahí que la cotización de esta última sufriera una fuerte caída en las horas posteriores al anuncio. De la misma forma que Disney+ ha ido acumulando el contenido de la marca principal y los de Pixar, Star Wars y Marvel, Microsoft apunta hacia el Disney de los videojuegos.