Metaverso: una solución que busca su problema

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Una persona amb unes ulleres de realitat virtual MARGARITA GANGALO/ GETTY IMAGES

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La llegada de Apple quitará protagonismo a Meta y aportará solvencia a un mercado incipiente, con mucho potencial industrial pero aún por demostrar entre los consumidores. Ya hace más de un año que Mark Zuckerberg rebautizó a Facebook como Meta para formalizar una apuesta decidida por el llamado metaverso, un concepto genérico introducido por Neal Stephenson en su novela Snow Crash, de 1992

Ya hace más de un año que Mark Zuckerberg rebautizó a Facebook como Meta para formalizar una apuesta decidida por el llamado metaverso, un concepto genérico introducido por Neal Stephenson en su novela Snow Crash, de 1992, y que ahora cobija tecnologías diversas: la realidad virtual (RV, mundos totalmente sintéticos), la realidad aumentada (RA, contenido digital sobrepuesto a imágenes reales), la realidad mixta (RM, combinación de las dos anteriores) e incluso los gemelos digitales (réplicas virtuales máquinas, industrias o ciudades enteras para experimentar). En el caso de Meta, la orientación hacia el metaverso es una huida hacia delante para desmarcarse de Apple y Google, las dos empresas de las que Meta depende actualmente para captar usuarios de sus servicios chupadores de datos personales. El objetivo del conglomerado presidido por Zuckerberg es atraer a estos usuarios a un entorno nuevo donde rijan únicamente sus normas y no sea necesario pagar a los dos gigantes digitales mencionados ninguna comisión por las transacciones económicas que se realicen.

Tanto la RV como la RA y la RM han demostrado su utilidad en aplicaciones profesionales e industriales: telemedicina, formación, diseño de productos, guía remota de los operarios de ensamblaje y mantenimiento, operaciones militares… También lucen fuerza en aplicaciones culturales y de entretenimiento (la próxima semana veremos algunas en el congreso audiovisual ISE) que requieren que el espectador se ponga un visor durante el rato que dura el espectáculo o la visita (por ejemplo, la Pedrera ofrece una modalidad de visita ampliada con RA).

En cambio, está por ver que haya suficiente numero de consumidores dispuestos a llevar puesta durante horas una prótesis visual para realizar las mismas tareas que hasta ahora hace con el ordenador o el móvil, como mantener reuniones de trabajo o hacer compras en comercios. Más allá, por supuesto, de los usuarios más intensivos entre los 1.000 millones de humanos que pasan una parte sustancial de su jornada abducidos por videojuegos en primera persona, una experiencia que los nuevos dispositivos pueden hacer más inmersiva que cualquier monitor de gran formato con la pantalla curvada. Por lo general, los metaversos de consumo todavía son soluciones torpes que buscan problemas por resolver. Como muestra, el fracaso de la Comisión Europea convocando a los jóvenes del continente a una fiesta virtual en su metaverso (que costó 387.000 euros de dinero público) para darles a conocer las iniciativas en materia de cooperación internacional: sólo se ahí presentaron seis personas, incluido el periodista que lo denunció.

Hasta ahora, el incipiente mercado de los dispositivos de RV y RA, con las plataformas tecnológicas que llevan asociadas, se lo reparten un puñado de empresas: la propia Meta (gracias a la adquisición de la firma Oculus) y HTC en consumo , y Epson y Microsoft en el entorno profesional, aunque hay cruces: en el centro de diseño de Ford en Dearborn vi hace años ingenieros utilizando visores HTC para comprobar cómo se abriría la puerta de un coche todavía inexistente.

El interés de Microsoft en el metaverso, en forma de los tan excelentes como caros visores HoloLens de RA, parece haber mermado: buena parte de los despidos que la empresa acaba de anunciar afectan precisamente a esta división, que ha visto derrumbarse las expectativas de negocio cuando el Congreso de EEUU ha rechazado comprar un segundo lote de visores para el ejército, después de que la mayoría de los soldados que han utilizado el primero se marearan.

En cambio, es probable que los metaversos de consumo ganen solvencia en 2023 con el desembarco de Apple. Según medios como Nikkei, Bloomberg y DigiTimes, el próximo producto estrella del fabricante del iPhone y su única gran novedad a medio plazo será un visor de RM, que combinará funciones de RV y RA. En The Information detallan que el visor llevará dentro, accionadas por micromotores que las centrarán automáticamente frente a cada ojo para conseguir un campo de visión de 120 grados. Con un botón, el usuario podrá ajustar la mezcla entre las imágenes virtuales y las del mundo real, que serán captadas por las distintas cámaras que llevará. También se dice que en la parte de fuera habrá una pantalla de menor resolución que reproducirá las muecas del usuario para mejorar la interacción con las personas sin visor que tenga delante.

Para que llevarlo puesto sea más cómodo, el futuro visor de Apple –que todavía no tiene nombre definitivo– no llevará la batería integrada, sino en una petaca separada para enganchar a la cintura, conectada al visor con un cable. En cambio, para escuchar las aplicaciones será necesario alguno de los auriculares inalámbrico AirPods más recientes, porque con los modelos Bluetooth de otras marcas habría demasiado retraso del sonido. A diferencia de los productos de Meta y HTC, las aplicaciones se manipularán sin mandos, sólo con órdenes de voz y gestos captados por los sensores y cámaras integrados.

La existencia de este nuevo producto se ha ido sabiendo por las referencias que aparecían en el código de algunos sistemas operativos de Apple. La presentación pública se ha ido retrasando, y ahora parece que será antes del verano, durante el congreso anual WWDC de desarrolladores de aplicaciones, y que saldrá a la venta hacia otoño, quizá coincidiendo con los iPhone 15. en cualquier caso, ya hay creadores de aplicaciones trabajando con las herramientas de Apple para que cuando el visor salga al mercado se pueda hacer algo, desde jugar hasta hacer videoconferencias realistas.

Las citadas fuentes especulan con un precio de 3.000 dólares, que estaría a la altura de las supuestas prestaciones, pero lo sitúa fuera del alcance de muchos consumidores. Los más cínicos opinan que quizá se trate de un experimento de Apple para descremar su parque de fieles e ir identificando a los que más adelante estarán dispuestos a pagar hasta 100.000 dólares por un eventual coche eléctrico de la marca. Sea como fuere, 3.000 dólares son casi el doble de los 1.800 que cuesta el visor Oculus Quest Pro de Meta, la nueva variante profesional del Quest 2 de consumo. Se dice que Apple tiene ya preparado un plan de producto opuesto al de Meta, con un futuro visor de precio más asequible. Lo que parece claro es que la firma ha abandonado el proyecto paralelo de unas gafas ligeras de RA –al estilo de las antiguas Google Glass– al considerar que la tecnología disponible no está suficientemente madura.

Dicho esto, recordemos que en el 2010, antes de salir la tableta el iPad, se hablaba de un precio de 1.000 dólares y acabó costando la mitad. Aunque ocurra lo mismo con el futuro visor de Apple, 1.500 dólares tampoco son ninguna broma, así que Apple tendrá que ofrecer un metaverso propio con aplicaciones que justifiquen el gasto.

Metaverso o metaversos?

Tanto si es la de Meta como la de Apple, una plataforma de metaverso va más allá de los dispositivos visores. También hace falta contenido, aplicaciones de terceros y, sobre todo, mecanismos publicitarios y de pago de transacciones, que son lo que hace salivar a Zuckerberg y sus inversores. Según nos tiene acostumbrados, Apple también habrá previsto estos aspectos.

Y esto nos lleva a uno de los puntos más oscuros de los universos paralelos. Puesto que habrá más de uno, ¿podremos reclamar que sean interoperables? Es decir, ¿podré llevarme al metaverso de Apple mi avatar y las posesiones virtuales que he comprado en el de Meta? ¿Podré utilizar la misma criptomoneda a ambos? ¿Cómo se resolverán en el metaverso la protección de datos, el acoso, la ciberdelincuencia, los derechos laborales? La Comisión Europea asegura que ya lo mira, para no acabar debiendo subir en marcha al tren, como ya le ocurrió con la web y las aplicaciones móviles.

Publicado en el diari Ara
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Albert Cuesta

Periodista, analista, traductor i conferenciant especialitzat en electrònica de consum i tecnologies de la informació. És l’editor d’aquest blog, de l’edició en espanyol del butlletí Mobile World Live de la GSMA i del blog de l'Observatorio Nacional de la 5G. També col·labora al diari Ara, Catalunya Ràdio i TV3. ---------------- Periodista, analista, traductor y conferenciante especializado en electrónica de consumo y tecnologías de la información. Es el editor de este blog, de la edición en español del boletín Mobile World Live de la GSMA y del blog del Observatorio Nacional de la 5G. También colabora en el diario Ara, Catalunya Ràdio y TV3.